Pues sí, ya era hora de que hiciera los deberes y subiera al blog un minirreportaje de mi viajecito por la Gran Manzana. Estuve allí una semanita y me lo pasé teta. No era la primera vez, pero mis otras dos incursiones neoyorquinas fueron en los noventa y ya había llovido demasiado desde entonces y ya tenía verdadero mono de pasear por sus avenidas. Y es que una ciudad no se conoce bien si no se patea a fondo, por eso incluso me di un garbeo por la zona menos turística de Chinatown. Realmente era el Bowery, originalmente área judia, pero que va siendo gradualmentes tomada por el gigante amarillo, como le pasó a Little Italy hace unos años y que se ha quedado reducida a un par de calles. Allí comprobé la admiración que sienten por mí, incluso me han dedicado una tienda... je je je

Una caminata obligada es la de cruzar a pie el puente de Brooklyn, preferiblemente en dirección hacia Manhattan, para así disfrutar de ese skyline que se va acercando, aunque se echen de menos las torres gemelas, desaparecidas hace precisamente seis años.

Otra ruta imprescindible es recorrer la 5ª Avenida desde bien arriba, desde la zona de la milla de los museos hasta Washington Square. Da gusto ver el escaparate de Tiffany's, la tienda de Walt Disney y la de la NBA, la Trump Tower y, por supuesto, sus fantásticos edificios, entre los que destaca, evidentemente, el Empire State Building.

Si me lo permitís, un consejo: Lo ideal es subir al atardecer y permanecer allí hasta que anochece. Es un gustazo ver como se van encendiendo las bombillitas según va cayendo la noche. Así amortizas bien la hora de cola y el dinerito de la entrada.

Si sigues bajando por la 5ª, unas manzanas más allá (en el cruce con Broadway) te encuentras con mi edificio favorito de NY, el Flatiron Builiding, el que fuera el primer rascacielos de la ciudad. Para aquella época todo un reto ingenieril a la hora de diseñar una estructura que aguantase el viento lateral, por su singular geometría, con una base triangular bien estrecha y grandes fachadas.

Y un amante de la música como yo no podía pasar por alto visitar sitios emblemáticos como el Teatro Apollo en Harlem, el Carnegie Hall y, por supuesto, el Strawberry Fields, ese pequeño monumento a John Lennon, en Central Park justo delante del edificio Dakota, donde vivía y donde fue asesinado... Aunque tuve el despiste de ir con una camiseta de los Stones, espero que John me lo perdone.

En fin, me podría pasar horas hablando de esta magnífica ciudad, pero no quiero daros la brasa. En la sección "Donde ir" de la web incluiré algunas recomendaciones gastronómicas y en "Fotos" alguna instantánea más. ¡Ah! Y la semana que viene toca mi crónica de Chicago, cuna del blues del norte del país y ciudad maravillosa, al menos eso dicen.
Un abrazo
J.F. "Pat Ewing" León