Todos caben en su interior

Y por fin llega el turno del “hombre de las mil voces”, perdón, “el niño de las mil voces”. Quién podía imaginar que se iba a convertir en un tipo de provecho después de ser expulsado varias veces de su colegio por hacer reír a sus compañeros con sus imitaciones. Pero fíjate por dónde nunca se debe perder la esperanza y al final hasta se gana unos durillos, la que más lo agradece es su madre, porque al menos ya no le saquea el monedero. Lo peor de todo es aguantarle en la redacción, llega como el Diablo de Tasmania y pone todo patas arriba y comienza el espectáculo: el desdoblamiento de personalidad que padece se apodera de él y sus personajes le poseen. Lo mismo comienza a rascarse las pelotas a lo Torrente, como empieza a tocarte el pelo y sugerirte un cambio de look a lo Llongueras. Es realmente inaguantable, habla por los codos y nunca sabes si es él quien te increpa o el mismísimo Apu. Creedme, tiene cara de diablillo, pero en realidad es muchísimo peor, una auténtica pesadilla. En sus ratos libres perpetra Económicas, pero los profesores aseguran no haberle visto jamás por clase... esperemos que apruebe, aunque sea en septiembre y que acabe dejando el mundo de la radio por el bien de nuestra salud mental.