
Como en los equipos de furbo, de izquierda a derecha...
El primero el inefable Miguel Angel Álbez, el amo y señor de la infamia musical, en lugar de escuchar música decente dilapida su triste existencia rastreando las peores canciones jamás paridas por un ser humano. Pese a todo le queremos, no es mal chaval y tuvo una infancia muy difícil.
Le sigue Ricardo Pita, el niño prodigio, a sus dieciocho añitos -debido a una esquizofrenia galopante- es capaz de encarnar a engendros como Torrente, Llongueras o Apu. Cuentan que ya en el útero materno echaba el rato imitando los sonidos del líquido amniótico y que conectó un USB al cordón umbilical, vamos, una joyita.
Y le toca a la otra niña del programa, Marta Méndez. Reportera intrépida que siempre está a la última de lo que se cuece en el mundo del faranduleo. Realmente ella iba para estrella, pero en el casting de OT1 quedó fuera por culpa de Chenoa. Desde entonces no ha levantado cabeza y por eso la acogimos, con mucho cariño, por supuesto.
Y para terminar Mr. Pata Negra, José Luis Salas, ese hombre que admiraba al Capitán Garfio y pidió que le colocaran como prótesis un cuchillo jamonero. Con él se dedica a sacar lonchitas de la mejor música. No es mal tipo, pero estuvo saliendo con la niña de Poltergeist y paseó con ella varias veces por dentro de la caja tonta, por eso pone tanto sonido de películas y efectos de esos que nos asustan. En fin, más vale que se dedique a esto que a ser el doble de Freddy Krueger en las escenas de riesgo.